01 octubre 2009

El día tan esperado



Por Carolyn Torres


Faltaban dos días para que Adriana cumpliera ocho años. El timbre sonó. Quien tocaba la puerta era su tío Ernesto para pedirle que el próximo día se vistiera con lo mejor que tuviera pues la vendría a buscar para darle su regalo de cumpleaños adelantado porque luego se iría de viaje. La madre de Adriana asintió y la niña esperó el momento muy ansiosa.


Llegó el día tan esperado y su tío pasó a buscarla. La llevó al restaurante Cielo, Mar y Arena. Era un lugar muy hermoso con grandes jardines y flores inimaginables. La niña quedó fascinada con el lugar. Ya dentro del restaurante hablaron de diversos temas hasta llegar al del padre de Adriana. El había muerto en la guerra y la niña acostumbraba contar tristemente como había sucedido.

Ernesto en ese momento tomó mucho valor y le contó que él era su verdadero padre, ella comenzó a llorar y se fueron del lugar. Ernesto la llevó a su casa y se marchó. Al otro día se fue de viaje.

La niña le contó a su madre lo sucedido y ésta trató de defenderse. También trató de defender a Ernesto pero no quiso escuchar. Pasaron los años y la pequeña llamó a su tío pues todavía guardaba su número. Le dijo que entendía todo y que lo quería ver, que por favor volviera a su país. Ernesto emocionado compró rápidamente el pasaje, hizo las maletas y se montó en el avión, pero nunca llegó. La niña quedó esperando en el aeropuerto con la ilusión de perdón y la esperanza de un padre.

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