Por Valeria V. Cardona Soto
Muchos jóvenes, piensan que la literatura es aburrida. Prefieren leer sobre cosas fantásticas, en vez de ampliar sus conocimientos. Sin embargo, muchos otros se divierten con ésta y no de la forma más seria, sino la más “gufiá”. Así nos lo dejó saber Ángel L. Matos González, autor de Del silencio, la ciudad y otras pasiones in(é)ditas.
Matos es un hombre joven y de carácter simpático y divertido. Es poeta y, como él mismo dice: “Soy la nueva generación en la poesía”. Aseveración que queda cierta y clara en su escritura.
Del silencio, la ciudad y otras pasiones in(é)ditas, es una colección de poemas en la que se tocan temas como el alcohol, el amor, el sexo y el arte, entre otros. Temas no censurados, pero si criticados en la sociedad. Recordemos que no es sobre lo que uno escriba, sino la forma en que lo haga.
La poesía es un género literario que actualmente no tiene tanto auge y patrocinio como la novela. Además, de que no es muy leída, tanto escritores como lectores tienen una concepción diferente del modo en que Matos presenta sus poemas. Por ejemplo, yo pensaba que el poeta debía desarrollar ciertos temas en particular y que su vocabulario era más fino. Con la llegada de Matos, todo cambió. Su vocabulario suele ser callejero y juvenil, muy cotidiano y vulgar. Y sus poemas se inclinan más hacia lo descriptivo del amor y el sexo e incluso del alcohol, y la silueta de una mujer, a quien Matos nos confesó que le escribe.
Matos se considera así mismo como una persona sensual. Y por igual, piensa que nuestra cultura por naturaleza también lo es. Lo que hace en su escritura es una celebración entre la poesía culta, nutrida de referentes librescos y la poesía espontánea y callejera. Quedando impreso esto en el prólogo del poemario por Janette Becerra. Entonces, ¿será posible que este sólo quiera transmitir su sensualidad o que quiera revolucionar este fenómeno y ser un próximo Paulo Coelho?
Para ir más allá, Matos confesó que no escribe por inspiración, sino por materia de trabajo. Según él, “no solo hay que comerse los libros de filosofía y luego, escribir, sino también coger una actividad diaria propia o alguna una afición que uno tenga y luego, escribir”. Si hablas sobre la silueta de una mujer la puedes comparar con alguna pintura culta, como la de Van Gogh, en el poema de Matos Una mujer en una pintura de Van Gogh en tres actos. Y también puedes jugar con el lector. Primero le describes todo como si estuvieras teniendo un encuentro sexual y luego, lo sorprendes con que era la descripción de una cerveza, como en el “Poema V” de Matos.
Además del título del libro también su portada llama la atención. Ésta es una foto de Matos con una figura religiosa, específicamente un ángel, en la que se puede apreciar a Matos a solo centímetros de distancia de la boca del ángel que es la representación de un beso jamás consumado. ¿Será esto vanidad o una excusa para comercializar?
Como todo ser humano y autor, Matos tiene sus influencias de Neruda, Paz, Vallejo, y Shakespeare, a quienes menciona en el poema “Cuando quiero escribir me levanto”. Pero, no olvidó a quien nos enseñó el ritmo. Le hizo un homenaje en el poema El poeta y su obra a Palés quien también es uno de sus predilectos. Incluso, es increíble ver el contraste entre Octavio Paz y Robi Draco Rosa, en el texto “En esta noche la más absoluta de todas”.
Es inevitable reconocer que es muy bueno el trabajo de Ángel Matos. Pero, también es inevitable ignorar aspectos como la portada, los temas, y la controversia del poema, para pensar si su propósito es ser el poeta para la escritura o la escritura para el poeta.
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