13 marzo 2011

Así lo dijo Sheila Rivera Esteva


"Para mí, la poesía es solo eso, poesía. Es un término inventado por el hombre causado por el aburrimiento pero se convierte en algo maravilloso. No importa cómo se escriba con el simple hecho que nos desahoguemos y liberemos nuestros sentimientos o ideales, que con mucho valor parimos, para después ser plasmado en un papel es suficiente. La poesía es personal y única, tanto, que es irrebatible, porque la poesía de alguna manera se roba la información genética de quien la escribe. Y tal como lo dijo Borges la inmortalizamos, la adoramos y le contamos nuestros más grandes secretos."

Presentacion del libro El Niño Azul


del autor Bernard Christenson


Por Enrique Caldas

Se están tardando un poco. Hay gran cantidad de personas mayores, hablando, compartiendo sus historias. Finalmente, llegaron las personas que iban a hacer la presentación.


La presentación empezó con una introducción del libro por la Profesora Marlene Acarón, mujer de edad, pero que se veía completamente sofisticada, moderna, elegante y reluciente. Con particular tono de voz, contó como el autor y ella se habían encontrado en un café. Él le leía a ella con mucho interés. En aquel momento, Marlene se dio cuenta que el narrador habitaba en el libro. Ella fue su maestra de estudios hispánicos y mencionó que él era un ratón de biblioteca.

Después de hablar un poco sobre el autor Marlene nos dijo como Bernard recurre en su libro a figuras importantes y construye diversas metáforas de los azules. El trabajo investigativo compone un aspecto muy importante. El libro explica cómo Mayagüez surgió para ser una ciudad moderna a finales del siglo XIX. Doctores importantes en la historia de Puerto Rico aparecen en la trama. Incluye el tema del amor del joven “azul” que se llama Federico y la joven Mercedes del Carmen. Aparecen, también, las bellas artes desde Mayagüez hasta Roma. Contiene temas como la religión y la invasión Americana de 1988. Sugiere interpretaciones metafóricas diversas, vocabulario científico y detalles de lugares.

Al terminar la presentación la Profesora Marlene Acarón, se levantó Bernard un poco nervioso. En el podio dijo que era un honor presentar este libro en el RUM, lugar donde había estudiado pre-médica y ser presentado por su maestra de estudios hispánicos. Comentó que nació en Puerto Rico, pero que pasó mucho tiempo en Estados Unidos, probablemente por esto tiene un poco de acento americano. Tenía un buen sentido del humor, ya que de vez en cuando echaba una broma sobre su pasado. Trabajó en un periódico de la Universidad mientras estudiaba también en el San Juan Star. Fue motivado a dar conferencias. Menciona que El Niño Azul sirve de homenaje a Mayagüez, pueblo al cual le tenía mucho cariño y que también fue dedicada a sus hijos.

Al final de la conferencia una estudiante del RUM llamada Laura Alejandra Matei leyó el primer capítulo del libro. Nos muestra el amor y la pasión con que fue escrita la novela.

Poesía: lenguaje del corazón


Por Rocío Vidal Ronchas

En clase se explicó un nuevo método para escribir poesía: comienza con escribir sobre el papel lo primero que se piensa acerca de un tema y luego organizarlo de manera rítmica y armoniosa. Utilizando este método escribimos una poesía usando como musa a una compañera. También, leímos diferentes tipos de poesía, desde la erótica, hasta la pornográfica como la novela “Deseo” por Elfriede Jelinek. También aprendimos que la poesía moderna no sigue un ritmo tan estricto como la antigua, esto lo pudimos apreciar en un vídeo creado en el Recinto Universitario de Mayagüez.
Tomando en consideración lo leído en clase llegamos a la conclusión de que la poesía es un grito de ahogo desde el corazón del poeta, que sirve para enajenar a la persona de este mundo y lograr la introspección. Según Octavo Paz sirve para “alimentar el espíritu, asustar una soledad y alejar una tristeza.” También descubrimos que la poesía no es útil ni inútil, que nunca cambiará la manera de pensar del lector, tan solo sirve para adornar un papel con los sentimientos del poeta. Sirve para “describir el vuelo de una mariposa o la muerte de un minuto en las manos del tiempo.”
En su “Arte Poético”, Jorge Luis Borges define la poesía como algo que viene y va en la vida cotidiana. Según él, la poesía sólo se encuentra a través de la imagen que se tiene de uno mismo. Que es algo que aunque se opaque resurge porque, como él dice, es inmortal. El autor compara la poesía con un río que te arrastra y que en ella el autor sueña despierto. Borges sugiere que el autor usa el lenguaje simbólico para convertir la vida del día a día en “una música, un rumor, y un símbolo”.
El término poesía, según el diccionario de la Real Academia Española, se define como la “manifestación de la belleza o del sentimiento estético por medio de la palabra, en verso o en prosa.” Según Juan Luis Onieva Morales, al escribir poesía, “Lo exterior pasa a segundo plano y la atención se centra en el mundo interior del autor”. Prócoro Hernández Oropeza también recalca esta aseveración en su ensayo en el cual trata la poesía desde el punto de vista de Octavo Paz, en el que cita al pintor chino Xingjian que dice: “En fin, la poesía es útil de muchas maneras, pero sobre todo es instrumento para observarnos a nosotros mismos y cuando se concentra la atención internamente surge la poesía y empieza la aventura emocional de la palabra”. Esto se nota en la poesía de Jorge Luis Borges “Arte Poética” en el último verso:
“A veces en las tardes una cara
nos mira desde el fondo de un espejo;
el arte debe ser como ese espejo”
Según Octavo Paz la poesía es estéril, algo con lo que Borges no concuerda porque en su poema “Arte Poético” la describe como inmortal y pobre.
Según el punto de vista teórico analizado en clase la poesía es un escrito armonioso escrito en verso que viene de los sentimientos del autor. Por el contrario Jorge Luis Borges se refiere a la poesía como un arte que nos envuelve y nos arrastra.
Para mí, la poesía es lenguaje del corazón que entre corazones se entiende. En ella, el poeta expresa sus sentimientos que luego son interpretados según las necesidades del lector. La poesía es como una medicina que la ciencia no ha podido crear para las dolencias del corazón.

Locura Fantasmal


Por Karen Enid Rivera López


Estuve toda mi vida enamorado de una mujer que constantemente me desgarraba el corazón. La conocí cuando tenía 10 años. Era hermosa. De tez blanca, con ojos marrones muy cautivadores y su pelo castaño claro, que adoraba. Tenía una sonrisa perfecta. Ella era sencillamente, digna de admirar.

Su padre me buscaba todos los sábados para ayudarlo con tareas de hombres en la
casa. Amaba verla salir con su cabellera mojada. Era tan simple y bella. Con el tiempo, mientras crecía, me daba cuenta de que lo que sentía era real. Pero no lo quería aceptar.
Teníamos una relación tan bonita que realmente no quería dañar. Entonces me alejé.
Tanto que no volví a saber de ella. Hasta ayer.

Cuando la vi de nuevo, después de tanto tiempo, me sentí como la primera vez.
Quedé estupefacto. Mi mente reaccionó pero mi cuerpo no. Sentí esa sensación de ansiedad y tranquilidad al mismo tiempo. Tenía ganas de hablarle, de abrazarla. Se veía tan hermosa como la última vez. Al parecer no me reconoció. Pero me devolvió su duda con una sonrisa. Con mi enorme cuerpo aun varado en el mismo lugar, sonreí. Estaba totalmente entumecido. Ella continuó su camino mientras yo observaba como desaparecía a lo lejos.

Tres minutos después desperté de mi trance y comencé a asimilar lo que había visto. ‘¿Será verdad?’, me preguntaba. ¡No podía creerlo! Había pasado tanto tiempo.
Decidí entonces ir el próximo día para ver si tenía la oportunidad de verla otra vez. Por desgracia para mis nervios, allí estaba ella. Tan radiante como un rayo de sol que te despierta en la mañana con su calor. Esta vez logré acercarme. Tímidamente saludé.
‘Hola’, le dije un tanto nervioso. ‘¿Te conozco?’, preguntó. ‘Soy yo. El que iba a tu casa a ayudar a tu padre. ¿Recuerdas?’, dije emocionado. Ella me observó y contestó, ‘No. No recuerdo’. Yo decepcionado me di la vuelta y tan pronto iba a comenzar mi caminata me detuvo. Oí una voz angelical que me dijo: ‘¿Eres tu Luis?’. Cuando voltee a ver, se había ido. No había nadie. Sentí como si todo se hubiese esfumado. Me rasqué la cabeza y confuso continué mi camino.

Pero no me rendí. Pensé: ‘¿Será que me estoy volviendo loco de amor?’. Esa noche no logré pegar ojo. Al día siguiente, ya sin fuerzas intenté levantarme. Pero mi esfuerzo fue en vano. Me quedé en mi cama hasta que cogí el sueño. Mientras dormía sentía unas cálidas caricias en mi cabeza y podía sentir cómo me arropaban cariñosamente. Cuando abrí los ojos, era ella. Su mirada era tan tierna y llena de amor.
Me levanté y se me acercó. Pude sentir su respiración en mis labios. Y me besó lenta y apasionadamente. Era una experiencia fuera de lo normal. Me involucré besándola y cuando abrí los ojos, nuevamente todo se había esfumado. Ahora sí estaba loco.

Comenzaba a enojarme. No sabía si era un sueño, una ilusión óptica o si todo era producto de mi imaginación. Así estuve por tres semanas corridas. Soñaba, o pensaba.
Aún no estaba seguro. Pero se sentía bien. A pesar de todo, parecía tan real. Pasaron los meses, y ella andaba desaparecida como por arte de magia. No la veía, no la sentía, ni siquiera la escuchaba. Me abandoné. Dejé de comer y comencé a alucinar. Veía cosas tan maravillosas pero al mismo tiempo horribles. Mejor es que no sepan detalles. Pero en el fondo, no me rendí. Quería encontrarla y tenerla para mí.

Los días pasaban muy lentamente. Mientras acababan yo caía en un hueco muy oscuro y cada vez más profundo. Llegó un momento en el que ni yo mismo me soportaba. Sólo quería estar con ella o me quitaría la vida. Era la única mujer en mi corazón. Mi razón de vivir.

Después de tanto tiempo, tomé la sabia decisión de bañarme, afeitarme y comer algo. Sinceramente no recordaba cuándo había sido la última vez que realicé todas esas cosas.

Era demasiado. A veces me resignaba, otras veces me decía que volvería a encontrarla. Entre pensamiento y pensamiento me quedé dormido. O por lo menos eso creo. Ya no sabía distinguir un sueño de la realidad. De verdad no recuerdo cuánto tiempo estuve en ese horrible estado. Si era que estaba durmiendo.

Al poco rato, sentí una brisa juguetona rozando mis mejillas. No sabía dónde estaba. Sólo de algo estaba seguro, no era mi casa. Desperté en una hermosa y solitaria playa. Estuve unos minutos contemplando su belleza. Hasta que la vi. Caminaba hacia mí con un sencillo y hermoso traje color blanco perlado. Su cabello se movía al ritmo de la brisa y su sonrisa deslumbraba más que el sol de mediodía. Rápidamente mi mirada fue atraída. Se acercaba lentamente. Como siempre, no supe qué hacer. Sólo esperé. Hasta que finalmente, llegó. Me dio un abrazo muy tierno y me besó en la mejilla. Hubo unos segundos de contacto visual. Hasta que frente a mis ojos, tan pronto le iba a empezar a hablar, desapareció. Sin decir nada. No dejó ni rastro ni huella. Se había ido. En ese mismo instante comprendí que mi locura era inevitable. Logré cerrar mis ojos fuertemente. Cuando los abrí, ya estaba en casa. En pura paz y tranquilidad. Entonces, ya no sabía si era yo o ella el problema. Pero aun así, se sentía muy bien.

Sin tener fuerzas para dar ni un solo paso, me levanté. Algo agotado me dirigí hacia el baño y enjuagué mi cara. Estuve un rato mirándome al espejo. Solo para ver si por obra y gracia del espíritu santo o de mi cabezota, ella aparecía. Ya detestaba este estado aunque amaba verla. Todo me parecía muy confuso. Quería verla pero no de esa manera. En ese mismo instante, cuando decido irme a acostar nuevamente, me percato que hay alguien en mi cama. Alguien. ¿Quién? No lo se. Pero me tome el atrevimiento de acostarme y esperar.
De repente siento unas cosquillas a lo largo de toda mi espina dorsal. Tan rico que se sintió. La piel se me erizó. No quería descubrir nada raro en mi casa. Luego, me voltee. Estaba ella acostada en mi cama, a mi lado. Tan cerca que podía escuchar los latidos de su corazón retumbando en mis oídos. Al verla ahí, tan cerca y tan hermosa como siempre, no me pude contener. Esa tarde, la hice mía. Fue la mejor experiencia que haya vivido hasta el momento. Al culminar con toda la actividad sexual, le susurré, ‘Te Amo’. En un instante desapareció.

Esta situación me tenía fuera de control. Buscaba ayuda, pero pensaban que estaba loco. Perdí mi empleo, mis amigos y casi todo lo que tenía por ella. ¿Acaso ella no se daba cuenta de lo que estaba haciendo? Por lo visto, no. Entonces decidí huir. Me mudé al bosque. Lugar que adoraba de niño pero no frecuentaba mucho debido a que mi madre lo odiaba. Pero mi padre acostumbraba a llevarnos a mi hermana y a mí a escondidas para aprender y ver cómo era su trabajo, su pasión. Al llegar, lo primero que hice fue, cambiarme y caminar hasta el río. Cuando llegué, no lo pensé dos veces, me lancé. Era lo más relajante que podías hacer en un momento como ese. Nadé un buen rato y permanecí en el agua hasta que me sentí en paz. Entonces, salí. Me sequé y entré a la vieja cabaña. Una que mi abuelo había construido antes de morir para eso mismo. En caso de emergencia.

Estuve varios días sin verla. En realidad no pensaba mucho en eso. Fui a despejarme. Pero aun existía la duda en mi corazón. ¿Era real o no? Me lo había preguntado muchas veces pero no lo había analizado. Entonces decidí hacer un pequeño experimento aunque fatulo pero lo hice.

Me dije: ‘Si esto es real cuando decida soñar con ella, no aparecerá. Pero si aparece, me daré cuenta de que todo esta en mi coco’. Muy satisfecho, pero no muy seguro, lo intenté. Me puse, como dicen, a soñar despierto. Pensé en muchas cosas.
Momentos que pasé con ella, mi infancia, cada vez que la veía. De repente, apareció.
Sentada, tan hermosa como siempre, a mi lado. ¿Cómo? Ni me preguntes. Pero me di cuenta de que todo lo que había pasado era mi imaginación. Como me dice mi abuelo,
‘Deja que vuele tu imaginación y verás’. Definitivamente estaba loco. Loquísimo.

Me detuve. Ese día prometí que iba a hacer todo lo posible por no pensar en ella.
Así dejaría de aparecer. No quería seguir viviendo una ilusión. La amaba, pero estaba llegando a la conclusión de que ella no era real. Y así fue. Lo intenté por una semana y funcionó. Al octavo día, despierto en la sala. Muy raro. Recuerdo haberme acostado en mi cama, en mi cuarto. ¿Qué? ¿Ahora era sonámbulo? No lo podía creer. Todo esto era un revolú. Pero continué con mi día como si no hubiera pasado nada.

Entonces dejé de pensar en ella por varios días mas. Me sentía mejor. Mientras pasaban los días, menos falta me hacía. Buscaba la manera de despejarme y lograba pensar en otras cosas. Era interesante todo lo que pasaba por mi mente. Una constante batalla de pensamientos y sentimientos. Pero siempre intentaba reemplazar un pensamiento sobre ella con una emoción más fuerte. Poco a poco, utilizando esta técnica, lograba sacarla de mi mente.


Un día mientras caminaba por el bosque, encontré una pequeña cueva. No recuerdo haberla visitado antes. Me tomé el atrevimiento de entrar para averiguar su contenido. Siempre me han atraído las aventuras. Entré sin titubear. Tenía un aspecto raro y un olor muy peculiar. Pero no me detuve. Continué mi camino hasta que logré ver a lo lejos algo que parecía una persona. Lentamente me acerqué. Sólo para estar seguro si era real, lo toqué. Con un poco de asco y nervios al mismo tiempo. No sabía que rayos era.
Entonces, la cosa se volteó y me miró fijamente a los ojos. Cuando me percaté, era un anciano. Tenía una larga barba color gris y estaba calvo. Mirándolo bien, se parecía un poco a mi abuelo. Se veía delgadísimo. Y yo pensando que era el único que no comía. Lo saludé con cautela y me devolvió el saludo con algo parecido a una sonrisa. No tenía dientes. Me preguntaba si hablaba. Pero antes de que pudiera terminar mi pensamiento, gritó: ‘¡Ah! Por fin alguien se preocupa por mi’. Intenté quedarme serio. No quería burlarme. Pero no me pude contener y solté a carcajadas. El anciano me miró seriamente y me disculpé. Yo me presenté y le pregunté su nombre, pero me dijo que no lo recordaba. Me preguntaba si alguna vez había salido de esa cueva. En ese mismo instante, me di la vuelta y salí de allí sin que se percatara. Lo dejé hablando solo.

Al día siguiente, me levanté tarde. Hice algunos quehaceres y luego me cambié.
Sin saber la hora, me dirigí hacia la cueva. Ya allí, me esperaba el anciano con una fogata media improvisada. Me invitó a sentarme y me ofreció té. Acepté, pues hacía frío. Me dijo que esa noche iba a ser una muy especial. La llamó ‘Confesiones’. Me explicó que solo era como un juego en el cual decías cosas que recientemente te habían sucedido o habías hecho. Me agradó la idea. Hace mucho tiempo que no me sentaba a hablar con alguien. Comencé yo. Le conté todo lo que me había pasado en los últimos meses. Y el respondió a todo esto muy seriamente. Como si ya supiera algo sobre lo que le había contado. Entonces, el anciano comenzó su historia.

Finalmente, me explicó que en su juventud le había pasado algo similar y esa fue la razón de su alejamiento. Yo le pregunté qué estaba pasando conmigo. Me contestó que había una gran posibilidad de que la mujer que amaba fuera un fantasma. Como siempre, quedé sin palabras y creo que hasta sin aliento. Pero sonaba algo lógico. Por último me preguntó si había conocido a mi padre. Le expliqué que se fue de la casa y nunca mas supo de el. Yo abiertamente le pregunté sobre su familia, si tenía alguna. El anciano bajó la cabeza y le dijo tristemente: ‘Ayer me dijiste que tenía un gran parecido a tu abuelo’. Le contesté sin dudar. ‘Así lo es’. El anciano me dijo: ‘Esa cabaña donde vienes a despejarte, la construimos tu abuelo y yo’. Quedé muy confundido. Hasta que caí en tiempo. El era mi padre.

Después de una larga conversación, nos despedimos. Ya ni recuerdo muy bien cómo sucedió. Simplemente, todo se había borrado. No recuerdo nada de lo que pasó. Sólo, esta historia.

17 septiembre 2010

Llegaron nerviosos a su primer examen




Qué sed tengo--dijo Camila.
Me duele el estómago--dijo Saribel.
Me quiero ir--dijo Nicole.


Aunque participaron en clase y tuvieron la oportunidad para discutir el tema del examen, estaban ansiosos. Algunas manos temblaron mientras revisaban sus anotaciones para escribir el ensayo.

Qué es poesía




En lugar de ofrecerles una definición, invito a los estudiantes a encontrar qué es poesía. Así reaccionó Tatiana cuando le pregunté, después de leer algunos poemas en clase.

Además de traer teoría a la clase, les pido que investiguen y pregunten a diferentes personas su definición sobre poesía. De esta forma, pueden comparar lo que está escrito en los libros con lo que piensa la gente común.

15 septiembre 2010

YouTube como herramienta en el salón de clase





A través de YouTube escucharon la poesía de Benedetti en su voz. Vieron, también, la interpretación de Danza Negra de Palés Matos en la voz de Lucecita Benítez acompañada por la Orquesta Sinfónica de Puerto Rico.

12 septiembre 2010

Cómo escribir poesía


Después de alguna lectura y análisis oral de poesía, pedí al grupo el tema que usarían si fueran poetas. Luego de dos propuestas, no apoyadas por todos, alguien dijo que su compañera de clases, Saribel, era poesía.

“Piensen entonces algo sobre Saribel”, les dije. “Que sea una frase o una palabra, lo primero que se les ocurra sobre ella. Cuando decidan qué es Saribel o por qué es poesía, tomen una franja, lo escriben y lo ponen sobre la mesa.”

Así salió este aspirante a poema creado por los estudiantes:


Saribel

Muy sincera y traviesa
piel taína
como típica india puertorriqueña
inteligente
exótica
no te metas con ella
bella
tiene carácter y es buena gente
se peina mucho
aunque bipolar y salvaje, amorosa y sentimental
llena de alegría y luz cualquier lugar.



Hacer poesía es pensar sobre un tema y escribirlo en papel de manera rítmica y armoniosa con el lenguaje adecuado.

01 octubre 2009

Carriles


Por Maricarmen Vélez Crespo

Ahí estaba. A una distancia de aproximadamente setenta a ochenta pies sobre la tierra, muerta de miedo, sentada boca abajo. Amarrada a un cinturón que sentía que se soltaba por cada minuto que llevaba ahí trepada. Mis pies colgaban de la silla y los sentía cada vez más fríos mientras mis sandalias se resbalaban. Intentaba pegar mi cabeza al asiento pero la presión era demasiada y se me hacía imposible. Mis gafas se cayeron. Mis pies ya se encontraban desnudos y el brazalete que me regaló mi mejor amiga también se había resbalado, pero éste de mi mano por el sudor reaccionando al miedo. No grito porque sé que saben que estoy trepada ahí arriba y alguien tiene que venir a rescatarme. Rescatarnos, mejor dicho. No soy la única que corre peligro. El señor que está a mi lado aparenta ser de treinta a treinta y cinco años. Lo veo tembloroso.

Escucho gente gritando y aplaudiendo desde el suelo. No quiero pensar que creen que esto es un espectáculo y que nos pagan por morirnos de miedo. Repentinamente explota mi tímpano al escuchar a mi vecino gritar como una niña de primero a quien le han quitado el famoso dulce. Su cinturón se ha soltado por completo y ahora está colgando de la silla, sosteniéndose con las manos a los brazos de su asiento, ahora desocupado. Sus manos están sudadas como las mías. La diferencia es que yo no estoy sosteniendo mi vida con ellas, él sí. Escucho el breve silencio desde las personas que están sanas y salvas allá abajo cuando luego de dos segundos contados comienzan a suspirar y a gritar.

Entro en pánico. Ahora comienzo a gritar también. Mi cinturón se va soltando lentamente. Inmediatamente que siento se va aflojando, intento secar mis manos para que no estén tan sudadas cuando me toque a mí agarrar los brazos de mi silla. Estoy preparada para luchar por mi vida, pero no para morir. Escucho cómo mi vecino para de gritar. Lo miro y noto con gran sorpresa que se encuentra tranquilo. Le pregunto su nombre, sólo por saber. "Soy Roberto, jovencita y sé que tienes una gran vida por vivir," y ahí es cuando se me cae el corazón. Veo cómo Roberto se suelta de los brazos de su silla y se deja caer. Noto que al caer, junta sus manos y cierra sus ojos como si rezara. Comienzo a llorar. Pienso en mis padres, mis hermanas y mis amigos y me pregunto si saben que estoy a segundos de la muerte. Se suelta mi cinturón; no estaba preparada para sujetarme a los brazos de mi silla y caigo. Caigo y caigo y caigo. Pienso en Roberto y en la razón de su último acto, en la explicación de sus últimas palabras y en por qué fueron dirigidas hacia mí.

Despierto. Estoy acostada. Me siento cómoda y tranquila; en paz. ¿Morí? No. Hasta donde sé, mi madre vive aún y escucho su voz. ¿Estoy viva, entonces? Eso espero.

"Hola, amor, ¿cómo te sientes?" -Me pregunta mi madre, sentándose en mi cama.
Me froto los ojos antes de responder. "Supongo que bien. ¿En dónde estoy?"
"En el hospital, mi niña. Pasamos un gran susto cuando nos llamaron diciéndonos que habías sufrido un accidente. Cuando empezaste a caer, los bomberos y paramédicos acababan de llegar y lograron colocar el atrapa caídas inflable justo a tiempo."

Me siento, agradecida y escucho a mi padre. "Hola, corazón. Nos contaron sobre el señor que se encontraba a tu lado cuando pasó... Dejó una nota para ti."

Me sorprendo. Mi padre extiende su mano con una carta y me la entrega. Comienzo a leer:

Querida compañera de experiencia casi mortal: Casi mortal para ti. Ya que haré un sacrificio propio y espero en Dios que funcione, estoy escribiendo esto ahora mismo mientras colgamos boca abajo, apoyando el papel sobre mi libreta que llevo en el bulto diminuto que siempre cargo. Escribo esto porque quiero saber que mi sacrificio valdrá la pena y a donde sea que vaya después de aquí, me enteraré si esta carta llegó a tus manos. No tengo hijos ni esposa y mis padres murieron hace varios años atrás. Así que me soltaré el cinturón y gritaré para que esos de allá abajo que aplauden cierren la boca y vengan a rescatarte. Luego de esperar un tiempo me soltaré para juntar mis manos y rezarle a Dios por ti, por que vivas y por que siempre recuerdes que agradezco eternamente tu compañía en mis últimos momentos. Dios te bendiga siempre y que tengas una vida larga y feliz después de aquí.

Atenta y cordialmente,
Roberto Carriles

El 23 de marzo de 2003 fue el peor y mejor día de mi vida. Peor porque casi muero y mejor porque sobreviví. Al día siguiente me entero que cerraron todas las montañas rusas de Florida por un día en honor a Roberto Carriles, quien dio su vida por rezar por mí. El le pidió a Dios que me salvara y Dios cumplió. Roberto Carriles dio su vida y cambió la mía.

El enemigo



Por Álvaro Román

Jorge caminaba silenciosamente por el bosque. Aguantaba su pistola en una mano y un mapa en la otra. No era la oscuridad del bosque ni la amenaza del enemigo que lo asustaba, era la respiración de los veintitrés soldados que seguían sus pasos que confiaban que él los llevaría por el camino más seguro. Pero la realidad era que no sabía por dónde llevaba a su escuadrón. Habían caminado por tres días y todavía no encontraban el camino que buscaban; el camino que los guiaría a través de este bosque, el camino que lo guiaría a su hogar.

Después de un largo rato caminando Jorge decidió dejar su orgullo a un lado y admitirle a Pedro, su segundo en comando y su mejor amigo que no sabía dónde estaban. Cuando volteó la cabeza vio la sombra moverse por el camino que acababan de recorrer. Con toda la tranquilidad de un anciano se acercó a Pedro y le dijo lo que había visto; le dio la orden de llevarse a cinco soldados para que encontrara una forma de rodear al enemigo.

Luego de una larga espera Jorge escuchó el movimiento de hojas y vio que Pedro y su equipo estaban en posición. En voz baja les dijo a sus hombres lo que estaba sucediendo y les dijo lo que debían hacer. Poco a poco con el mínimo ruido posible el escuadrón formó una línea y comenzó a moverse hacia el enemigo. Justo antes de que Jorge diera la orden para que sus soldados comenzaran a disparar escuchó un grito en una lengua extranjera; y de la oscuridad del bosque apareció el enemigo.

Un buen baño



Por Marangelí Olán

El 9 de noviembre no fue un día común y corriente. Mi reloj no sonó y me levanté tarde. Apurada entré a la ducha y al abrir la pluma sólo salió aire. Frustrada salí corriendo hacia la escuela. Me quedaban siete minutos para llegar.
Al doblar la esquina tropecé con la Sra. Pérez que paseaba su cocodrilo.
--¡Buenos días Maria! ¿Cuál es el apuro?
--Voy tarde para la escuela, Sra. Pérez.
--Nunca descuides tus estudios, son muy importantes. Mi marido estudió mucho y gracias a eso me pudo regalar a Humberto en nuestro aniversario. ¿No es precioso? - dijo señalando el cocodrilo.
--Sí, hermoso-- le mentí. --¡Adiós!
Corrí hasta llegar a la escuela. Las puertas ya estaban cerradas.
De repente un chorro de agua cayó sobre mí. Cogí la barra de jabón y comencé a enjabonar mi cuello.

Destino en mis manos


Por Nelson Rivera

Un mundo oscuro donde no sale el sol, destruido todo lo que había alrededor y con pocas señales de vida. Esto era lo que veía cuando desperté en el piso. Creía que todo esto no podía ser realidad y que solo era mi imaginación.

Estuve varias horas caminando por las ruinas en busca de señales de vida, pero no encontraba nada. Cuando estaba a punto de rendirme me apareció de repente una persona.

--¿Quién eres?-- me preguntó apuntando su espada. --¿Cómo que quién soy?-- respondí asustado. --Nunca te he visto por aquí, pero más importante te estarás preguntando qué ocurrió con este mundo-- dijo más calmada. --Así es-- dije con algo de ansiedad.

Justo cuando me comenzó a contestar, de repente apareció una presencia con deseos de eliminarnos. No sé cómo, pero logré esquivar su ataque. --¡Corre!-- me gritó. En ese momento detuvo a su enemigo con su espada, pero lo más increíble era que estaba rodeada de fuego. Logró derrotarlo fácilmente y nos fuimos.

Íbamos hacia el lugar donde se encontraban sus aliados. --Ah, olvidé decirte mi nombre-- dijo sorprendida. --Mi nombre es Ángela-- me dijo con una sonrisa y extendió su mano. Ahora te explicaré qué es lo que ha ocurrido. Debido a las grandes guerras entre las potencias, los ejércitos lograron crear una bomba más poderosa que la atómica y nuclear combinadas. Una vez fue lanzada el resultado fue tan catastrófico que eliminó prácticamente casi todo ser vivo en este planeta. No sé explicarte cómo logré ser de los pocos sobrevivientes. Nosotros éramos un grupo más grande de lo que somos ahora. La separación ocurrió debido a las decisiones de quien tendría el puesto mayor. Cross quería tomar mando, pero la mayoría no lo aprobó ya que tenía una naturaleza maligna. Él, junto con otros, se marchó y juró venganza.

--No puedo creer esto-- dije en voz baja. --¿Cómo obtuviste esa espada rodeada de fuego?-- le pregunté. Estas espadas son normales lo que ves que le rodea es la habilidad que adquirimos por el cambio que hubo en la atmósfera-- me contestó.--Me estás diciendo que yo poseo algo así también-- respondí alterado. --No lo sé, solo tú puedes saberlo- terminó diciéndome.


Cuando llegamos al refugio donde se encontraban los demás había solo una persona para recibirnos. Ángela se detuvo y tenía cara de terror.

--¿Qué tú haces aquí?-- dijo con furia. –¡Oh! ¿Es así como saludas a tu viejo amigo, Cross? Me hieres los sentimientos-- respondió sarcásticamente. ¿Qué has hecho con los demás?-- ella preguntó. --Te refieres a esos cadáveres que se encuentran adentro. Yo fui bien claro, les dije que iba a vengarme-- dijo riéndose histéricamente.

Estaba asustado ante la situación que nos encontramos y más aún sin saber la cara del oponente que estaba cubierto por una máscara.

--Quédate detrás de mí y cuando veas la oportunidad corre lo más lejos posible de aquí-- me dijo Ángela. --No correré, no puedo dejarte sola contra esa bestia-- le dije. Él te matará al igual que hizo con mis amigos, no quiero perderte a ti también-- respondió muy nerviosa. Si me consideras verdaderamente tu amigo, mas razón me da para quedarme para ayudarte-- dije con seriedad.

Cross ya no aguantaba más el diálogo de estos y lanzó el primer ataque. Parecía un rayo cayendo del cielo. Si no es porque me percato del ataque hubiéramos muerto instantáneamente. Ángela, al igual que yo, quedó sorprendida con la manera que pude evitar el ataque que vino a la velocidad de un rayo, pero no fue totalmente un éxito. Ella terminó con una leve quemadura y yo con la rodilla totalmente quemada. Fue un dolor que nunca había sentido. Ángela no podía continuar y me dio su espada diciendo: eres como nosotros, tus poderes son muy parecido a los de él, pero sé que tú triunfarás al final. Después que terminó perdió la consciencia por lo agotada que estaba.

--Terminemos con esto de una vez por todas, Cross-- grité con furia. –Veo que pensamos lo mismo muchacho-- respondió con maldad.

En ese último ataque lo único que se vio fue un gran rayo que se podía ver desde muy lejos. Fui victorioso, pero tuve suerte. Cuando me acerque al cuerpo de Cross le removí su máscara. Lo mas aterrorizante es que cuando vi su rostro vi que era, ¡yo mismo! En ese instante comencé a oír un ruido muy continuo y doloroso. Cuando lo descubrí era mi alarma para ir a la escuela. Lo más curioso es que la rodilla donde sufrí la herida tenía una cicatriz que solo puede ser por una quemadura. Realmente, ¿solo fue un sueño?

El día tan esperado



Por Carolyn Torres


Faltaban dos días para que Adriana cumpliera ocho años. El timbre sonó. Quien tocaba la puerta era su tío Ernesto para pedirle que el próximo día se vistiera con lo mejor que tuviera pues la vendría a buscar para darle su regalo de cumpleaños adelantado porque luego se iría de viaje. La madre de Adriana asintió y la niña esperó el momento muy ansiosa.


Llegó el día tan esperado y su tío pasó a buscarla. La llevó al restaurante Cielo, Mar y Arena. Era un lugar muy hermoso con grandes jardines y flores inimaginables. La niña quedó fascinada con el lugar. Ya dentro del restaurante hablaron de diversos temas hasta llegar al del padre de Adriana. El había muerto en la guerra y la niña acostumbraba contar tristemente como había sucedido.

Ernesto en ese momento tomó mucho valor y le contó que él era su verdadero padre, ella comenzó a llorar y se fueron del lugar. Ernesto la llevó a su casa y se marchó. Al otro día se fue de viaje.

La niña le contó a su madre lo sucedido y ésta trató de defenderse. También trató de defender a Ernesto pero no quiso escuchar. Pasaron los años y la pequeña llamó a su tío pues todavía guardaba su número. Le dijo que entendía todo y que lo quería ver, que por favor volviera a su país. Ernesto emocionado compró rápidamente el pasaje, hizo las maletas y se montó en el avión, pero nunca llegó. La niña quedó esperando en el aeropuerto con la ilusión de perdón y la esperanza de un padre.

Un amor casi de película



Por Mariela Crespo


Nunca pensé enamorarme de esta manera, tan profundamente. No había tenido jamás alguien que me tratara de la forma como él lo hacía. Me llevaba flores casi todos los viernes al colegio y siempre me sorprendía cuando llegaba a visitarme. Era un amor de película, de esos que son, o por lo menos parecen, perfectos. Nos conocimos de la forma más inusual y no pasó mucho tiempo para que nos diéramos cuenta cuanto nos gustábamos.

Luego comenzamos a salir y esos fueron los días más perfectos de mi vida. Me conformaba con verlo al menos un par de horas, y luego venía la espera de días y a veces de semanas, para volverlo a ver. Pero no importaba porque sabía que lo volvería a ver muy pronto y cada encuentro sentía como si fuese el primero. A veces esa es la ventaja de tener un amor de larga distancia, no puedes esperar volver a verlo y cada vez que están juntos es un momento lleno de magia y diferente al anterior.

Una vez escuché que todo lo que empieza, termina en algún momento. Eso no era lo que parecía con él. Estábamos tan enamorados y todo iba tan bien. Pero, no estaba destinado a durar mucho tiempo. Cuando cumplimos nueve meses, no vino a visitarme y desde entonces comenzamos a tener problemas. Rompíamos ahora y volvíamos en tres horas, la verdad era que no podíamos estar peleados ni molestos el uno con el otro. Todavía nos queríamos demasiado, pero poco a poco el amor fue desapareciendo, de él hacia mí, yo todavía lo amaba como nunca.

Mi cuento de hadas terminó un 21 de junio, dos días antes de cumplir nuestros diez meses juntos. Lloré como nunca y no quería salir de mi casa. No comía, no hablaba y hasta afectó mi clase de verano, pues, la pasé con punto de bicicleta ya que no quería estudiar. No hacía nada que no fuera llorar y pensar en él, en porque lo había perdido y qué yo había hecho para merecer esto. Aún hoy lloro cuando lo recuerdo.

Aprendí que no todo dura para siempre, siempre hay un fin para todas las cosas. Pero de todo se aprende y siempre las cosas tienen una solución. Tarde o temprano superaré por completo esto y estaré lista para comenzar de nuevo. Por último, tratar de arreglar una relación es como tratar de arreglar un espejo roto, mejor déjalo así y no te sigas cortando con los vidrios.

16 abril 2007

De pronto el escritor apareció en el patio de la escuela.

Bea, lo interceptó y, con su sonrisa angelical, lo convenció de que visitara la clase. Fani, tampoco perdió tiempo, aunque las fotos no aparecen aquí, improvisó un photo shooting en el patio de la escuela.

Hugo Ríos-Cordero nos obsequió una mañana llena de emoción.



En su lente, Fani captura otro punto de vista. Mi único problema es llegar al salón sin maquillaje. Al ver las fotos que me toma, debo enfrentar la realidad.





Este año, tuvieron un nuevo reto.

Ellos, debían coordinar las visitas de los escritores.

María Dones, consiguió un día con el poeta René Pérez.

Stephanie Silva tomó las fotografías de la ocasión.

10 abril 2007


No es lo mismo leer poesía en las páginas de una antología que ver al poeta y escuchar su palabra rítmica.
Aquí están los estudiantes en su posición más cómoda degustando la poesía moderna en su viva expresión.


Después de muchas horas de trabajo y algunos problemas técnicos, llegó CLM al día, una revista de montaje artesanal realizada como ejercicio final de nuestro taller de redacción.
















Claro que había razón para sonreir.
Aunque María ganó el segundo en oratoria en la competencia de la Cooperativa de Ahorro y Crédito de Mayagüez, fue nuestro primer premio en el corazón.

22 octubre 2006

Una foto con las chicas.

A veces se descontrolan…




Es entonces cuando aprendo de ellos.



Ema quiso coolearse con las gafas, pero fue inevitable encontrarlo en la fila del rosario mañanero. ¡Bien por ti, nene!


“Cada vez que hay examen los niños del salón vecino, kinder, cantan más alto. Para completar el show, la maestra se pone a bloggear mientras nos quemamos los cerebros y escribimos”, parece que es el pensamiento de Bea en esta foto.

No te frustres nene.




Con el tiempo, lograrás esos finales que buscas para tus cuentos.

Y este, ¿de dónde salió?



Al parecer, todos los años, tendremos que adoptar a uno que otro invitado sorpresa. ¡Bienvenido, Derek!




Quiero pensar que hablan sobre la técnica que usarán para redactar su próximo ensayo.

Los que saben,




dicen que es difícil lograr que lean. Aunque adoptó una posición poco común, para ella, fue bastante sencillo. Por su sonrisa, creo que disfrutó el artículo Lo que nos pasa de Javier Ávila.

15 octubre 2006

¡Brava!



Como dijo la señora Cabrera, “María Dones ganó el segundo premio, en su categoría, de oratoria. Pero, quienes estábamos allí, sabemos que merece el primero.”

Certamen de oratoria auspiciado por la Cooperativa de Ahorro y Crédito de Mayagüez.

08 octubre 2006

Puedo explicarlo

Este año, nos encargamos de la revista de La Milagrosa. Yamil, escribió un artículo sobre el skateboarding. Necesitábamos fotos y él se ofreció a posar. Tuvimos mucho público… Maestros y estudiantes se alarmaron al ver que este jovencito usaba su patineta en horarios de clase. Pero al notar que tenía dos fotoperiodistas en un shooting, entendieron que se trataba de nuestro oficio.